Fue estrenada en 1910 en Múnich, con una orquesta de más de 100 músicos, tres coros y solistas, que en total sumaron 1.028 artistas. De ahí que la Sinfonía nº 8 en Mi bemol mayor de Gustav Mahler se conozca como «La sinfonía de los mil» y que, por ende, sean escasas las oportunidades para escucharla en vivo.

En Chile, el estreno de la obra de Mahler tuvo lugar este 13 y 14 de enero, con motivo del 30 aniversario de la Fundación de Orquestas Infantiles y Juveniles de Chile, fundada por Fernando Rosas en 1993 y dirigida actualmente por Miguel Farías. Seis meses de preparación fueron necesarios para lograr la hazaña, que estuvo a cargo de Paolo Bortolameolli, director titular de la una de las agrupaciones de la FOJI, la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil. El conjunto, reforzado con instructores y ex integrantes, se unió a un coro de más de 300 personas –entre ellos, niños y niñas–, para dar vida a la Sinfonía nº8 por primera vez en nuestro país.

Más allá de la grandiosidad de la obra, quizás lo que más emociona es ver a tantos jóvenes con su partitura siendo parte de un evento de esta importancia: el joven concertino, quien dio el puntapié inicial del concierto con la afinación de la orquesta; las voces de niños y niñas junto a las de otros cantantes experimentados, los del coro y, por cierto, los solistas; la energía de Bortolameolli a cargo de la interpretación de la partitura o la convicción de Farías por hacer crecer a la FOJI; y, más que todo eso, el hecho de que una obra como esta haya roto barreras y haya convocado a miles de personas de todas las edades en torno a la música clásica.

“El mensaje de Mahler es muy simple: todo trata sobre el amor”, dijo Bortolameolli antes de comenzar la última función en el Teatro Caupolicán. 90 minutos después, de vuelta recibió la ovación de miles de personas sobrecogidas tras haber sido parte de un espectáculo de tan impresionante envergadura.